Ya que te casas permítete una licencia con las invitaciones
Está claro que no vas a ir vestida de bombero (por poner ejemplo, que no quiero que el colectivo de los Bomberos se me eche encima... ¿o sí?) a tu boda... pero un evento con tantos clichés, con tantas formalidades (¡Que hasta los cánticos están pre definidos!: ¡Vivan los novios!, ¡Que se besen! ¡Con lengua!)... se merece una licencia creativa en su inicio.
Y es que el germen de toda boda es la invitación. A veces deseada y otras no tanto (boda ibicenca de la prima del primo de tu madre, boda temática de los años 20 de la compañera de trabajo de tu novio, boda rupestre de la amiga con la que jugabas a baloncesto en 5º de ECB...), pero nunca nunca nunca nos debería dejar indiferentes:
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